LA SEGURIDAD EN MALTA

Quizá una de las cosas más sobresalientes en este país es la seguridad y personalmente es algo que valoro muy positivamente.

 

Con una presencia policial mínima, Malta puede presumir de ser uno de los países más seguros de Europa y os podréis mover sin temor alguno por cualquier parte de la isla a cualquier hora. Simplemente deberéis tomar precauciones cuando salgáis por Paceville (la zona de marcha de la que os hablaré más adelante), por lo demás, podréis disfrutar de una sensación de seguridad que yo no había podido experimentar en ningún otro país hasta ahora. Eso no quiere decir que os podáis dejar las puertas y ventanas abiertas de par en par o vuestras pertenencias desatendidas en cualquier lado.

 

Una cosa es que no os vayan a atracar por la calle y otra muy distinta es que sólo haya hermanitas de la caridad a vuestro alrededor, así que cuidar de vuestras cosas en todo momento (principalmente ordenadores, móviles, bolsos, carteras y ropa) es vuestra obligación tanto en nuestro país como en el extranjero.

 

Teniendo en cuenta que económicamente un país pequeño no puede permitirse un gran volumen de cargos públicos, Malta no cuenta con un número significativo de policías en las calles. Entonces, si apenas hay 2.000 policías en la isla, ¿cuál es la clave para que estemos hablando de un país tan seguro? Pues sin una presencia policial disuasoria, la clave está ni más ni menos que en lo estrictas que son sus leyes. De hecho, el próximo consejo estará exclusivamente dedicado a ello para que os hagáis una idea de por dónde van los tiros y lo caro que puede salirle a alguien venir a liarla a Malta.

Que las penas sean tan duras (en algunos casos son hasta desproporcionadas en comparación con las leyes españolas) tiene su lado positivo, ya que lógicamente hacen que los amigos de lo ajeno y demás maleantes se lo piensen y mucho antes de actuar, pero también tiene su parte negativa y es que la justicia en estas tierras no es tan ciega como debería ser y se podría decir que hay un doble rasero a la hora de aplicarle la ley a un maltés o a un extranjero. No es que los malteses tengan carta blanca, pero digamos que la ley tiende más a proteger a un maltés que a un extranjero, así que no os metáis en líos y menos con malteses porque aun teniendo la razón, os podéis llevar más de una sorpresa.

 

Apenas hay controles de alcoholemia y el número de efectivos que se dedican a las pequeñas denuncias (tipo me han robado tal cosa o mi vecino hace mucho ruido) es mínimo y más si eres extranjero, pero por lo demás, si eres una persona de bien, te vas a sorprender de la seguridad que se respira por las calles.

 

Otra cosa que también os llamará mucho la atención es que, salvo en muy raras excepciones, no verás ni mendigos durmiendo a la intemperie, ni gente pidiendo por las calles, algo a lo que desgraciadamente estamos demasiado acostumbrados en muchas ciudades de España. El sistema de acogida para personas necesitadas en Malta es tan sobresaliente como la seguridad ciudadana en las calles. Hasta a los gatos los tienen más que mimados y en cada barrio encontraréis comederos y bebederos “all around the island” destinados exclusivamente para ellos.